Inspirado en la idea de que uno ama lo que recuerda y recuerda lo que ama, este paisaje escénico crea alrededor de la memoria del artista, una forma contemplativa de abrazar la idea de lo inestable como algo permanente, buscando entender y elaborar las conexiones afectivas de la memoria personal, familiar e histórica, como punto de partida para explorar lo desconocido y como una forma de liberarse de lo que causa dolor.