MUSA LA MERCED "UN SOLO RÍO"

  • Hasta Marzo del 2018
  • Cra. 4 #6-59
  • Museo arqueológico Musa La Merced, Cali

Descripción

La exposición está compuesta por 33 piezas que hacen parte del acervo arqueológico del Museo, un video de la Fuente de Lavapatas que se encuentra en el parque San Agustín y un texto que da sentido a la exposición que, además de leerse, puede escucharse. En la exposición el video invita a observar huecos y hendiduras donde a veces se posa o fluye el agua, evidenciando que los antepasados indígenas de la Cultura de San Agustín eran grandes talladores no solo de figuras monumentales sino de lugares ceremoniosos como la ‘Fuente de Lavapatas’. 
‘Un solo río’, además, hace parte de las nuevas iniciativas que tiene el Museo Arqueológico luego del proceso de remodelación que se inició en 2015 y terminó en 2016, y que implicó una inversión de más de $700 millones, según indicó Alicia Eugenia Silva, directora del Fondo de Promoción de la Cultura del Banco Popular, entidad a la que pertenece el Museo. 
Imagine que usted está en una calle amplia con muchos árboles. Hace sol, pero cae una leve llovizna. Piense en los automóviles y transeúntes, en algún pájaro perdido, en charcos mínimos; piense en las gotas. Oiga también el ruido indistinto de la ciudad, la electricidad que corre por los postes de luz, el zumbido de una moto; sienta las gotas sobre su piel, el viento que levanta hojas muertas, el sabor estéril del polvo, los gritos de un vendedor callejero. —Cuando le pido que haga esto, menciono todos estos elementos como si fueran entes discretos: la calle, los árboles, el sol, la llovizna, etc… pero son un flujo del que usted hace parte, un solo río de todo. También las nubes fluyen con esa corriente, y las montañas, y sus emociones, el afán que siente o la calma. Y ahora imagine que, como si fuera una película de acción, todo se detiene: el pájaro perdido queda estático en el aire, las gotas no caen, la muchacha que estaba a punto de cruzar la calle queda paralizada. Y, de repente, todo lo que es frágil y perecedero se evapora instantáneamente, no sólo el agua y el viento, sino lo que es de carne o de madera o de plumas. Y queda el concreto y el metal y la piedra. Quedan los automóviles, por supuesto, pero también los huecos de las raíces de los árboles. No quedan los charcos, pero quedan las hendiduras donde estaban los charcos. No queda el pájaro, pero queda su esqueleto. ¿Podría entonces alguien como usted—pero ahora solo con esos residuos discretos—imaginar aquel flujo? ¿A partir de los huecos imaginar las raíces, y de los huesos el pájaro, y del concreto imaginar el afán o la calma? ¿Acaso incluso la coincidencia de que ese día hizo sol, pero caía llovizna?


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